martes, marzo 08, 2011

Crujir de dientes

Fernando Savater escribe hoy en El País un artículo lúcido, poniendo blanco sobre negro lo que quiso decir en la entrevista famosa de Tele 5 y que tanto “ruido” ha generado en la red y en medios nacionalistas, radicales y no.

Les recomiendo la lectura del artículo, pero no me resisto a dejar aquí unos párrafos esclarecedores:

Según Chesterton, las novelas de aventuras son mucho más legibles que las realistas que cuentan dramas burgueses porque las primeras tratan del batallar contra los malvados y "no hay nada más entretenido que luchar contra el mal". Pues sí, la verdad es que a don Quijote le pegan palizas y va de fracaso en fracaso, pero nunca se aburre. Por eso, con mayor sinceridad que prudencia, admití en una entrevista televisada que los años de combate contra ETA han sido trágicos y angustiosos, pero que yo personalmente me he divertido en la pelea mucho más que si me hubiera quedado en casa dedicado a mis cosas como tantos otros. Esta declaración ha chocado con la visión penitencial de la vida que por lo visto sigue siendo la ortodoxa entre nosotros.

Sobran explicaciones porque la gente normal lo entiende a la primera, los maliciosos también pero no lo reconocerán nunca y los tontos ni poniéndoles diapositivas. Sin embargo, hay en esta inquina aspectos más generales que resultan muy reveladores. Según parecen aumentar las posibilidades de que en Euskadi desista el terrorismo, también crece el desafecto social y mediático no hacia quienes lo han padecido directamente ni tampoco hacia aquellos que van a abandonarlo -por lo visto hay que estarles agradecidos- sino hacia los que se han enfrentado a él claramente y en todos los terrenos: político, social, cultural... Da la impresión de que en la época pos-ETA va a ser castigado el exceso de celo anterior. Los hay, y muy encumbrados, que se escandalizan ante la posibilidad de exigir que se ajusten cuentas a los terroristas (es insano revanchismo que imposibilita la reconciliación...), pero que no ven mal el arrinconamiento de los que se distinguieron demasiado en la intransigente oposición frente a ellos. El día que vuelvan al redil las ovejas descarriadas y hasta los lobos disfrazados, los que ayer les cerraron decididamente el paso resultarán ser unos cabritos... o unos miserables, según gente de ese mismo ramo.

Salud

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