Empapelados

Sopelana apareció este fin de semana empapelada con fotos de tres etarras muertos hace unos años; uno de enfermedad común y los otros dos se puede decir que de accidente de trabajo, pues uno murió en un tiroteo y al tercero le estalló la bomba que componía.

Hasta ahí lo propio de cada día, lo raro es la leyenda que acompaña la necrológica; después de dar cuenta del quién el qué y el cómo, sorprende el agradecimiento por su labor que tanto contribuyó a que estemos donde estamos. No puedo saber si se refieren a la situación de construcción nacional ilusionante como la que tenía el PNV tras Lizarra o es a otra cosa que se me escapa. Por si fuera aquello, a cualquiera se le ocurre que de no haber sido por esos tres muertos y por otros muchos muertos o vivos, estaríamos ahora mejor de lo que estamos, pero hay mentes en la llamada izquierda abertzale que dan para todo como decía el torero.

Extraña que a estas alturas ni los servicios de limpieza ni las policías actuantes hayan tomado medida alguna para devolver el debido ornato a las marquesinas y demás mobiliario urbano afectado, tal como nos merecemos los paseantes y demás vecinos que pagamos los impuestos.

Quizá sea mucho esperar de un alcalde que no se digna retirar una placa en una céntrica calle del pueblo dedicada a dos de los etarras fallecidos desde hace al menos cuatro legislaturas municipales y todas con alcalde del PNV.

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